martes, 30 de agosto de 2022

Transporte público: ¿Accesibilidad o hermetismo?


Las personas con diversidad funcional somos el principal colectivo que padecemos las barreras de los transportes públicos. La mayoría de las personas que sufrimos algún tipo de discapacidad, sea cual sea, utilizamos este tipo de transportes para realizar nuestros desplazamientos, por lo que si existe cualquier tipo de barrera o impedimento con ellos, esto acabaría provocándonos un aumento del riesgo de exclusión social y vulnerabilidad de nuestra independencia en cuanto a la movilidad geográfica, un derecho fundamental para todas las personas.

En España se han hecho grandes avances en accesibilidad y diseño universal, para erradicar de una vez por todas las barreras de la vida cotidiana, promoviendo así entornos, productos y servicios accesibles que nos beneficien a todas y todos, pero sin duda aún queda mucho recorrido para garantizar una inclusión y accesibilidad efectiva.

Muchas de las empresas de transporte público aún mantienen normas que suscitan la exclusión y la falta de accesibilidad de las personas con discapacidad, como por ejemplo la adquisición anticipada de los billetes de autobús para aquellas usuarias y usuarios que se encuentren en silla de ruedas, pero aquí no termina el problema, además de adquirir por adelantado los billetes, también es necesario y obligatorio el aviso del viaje a la compañía a través de números de teléfonos de cobro o email. Reflexionando sobre algunas de estas normas me pregunto ¿y si surge un plan inesperado, imprevisto o problema?, ¿qué se debe hacer?, ¿a quién recurres? Todos los caminos me llevan a la vulneración y violación de nuestros derechos, ya que deberíamos pedir un favor a alguien conocido con vehículo propio o bien gastarnos un dinero extra en otro tipo de transportes con un precio más
elevado.

Otros problemas que he encontrado en este tipo de transporte es la falta de conocimiento de anclaje de sillas de ruedas en el vehículo o la simple utilización de las plataformas elevadoras, donde en muchas ocasiones, debido a la frustración y falta de empatía del conductor/a nos culpabilizamos y pensamos que el problema somos nosotras/os y nuestra condición, cuando en realidad se debería de prestar más atención a la formación del uso de dicha maquinaria o el simple anclaje de la silla de ruedas.
Hasta ahora, solo hemos hablado de los problemas que podemos encontrar en un autobús, pero hay otros transportes públicos, como por ejemplo el avión, el tren, los autobuses urbanos, etc. La mayoría de estos poseen muchas barreras, algunas de ellas son pasillos estrechos, espacios insuficientes, escaleras, desniveles, entre otras. 

Desde mi experiencia, como habéis podido comprobar, he puesto hincapié en la falta de accesibilidad en autobuses, ya que es el medio de transporte que utilizo con más frecuencia, pero sin duda, aún con los grandes avances en accesibilidad y diseño universal, las personas con diversidad funcional nos sumergimos en graves problemas de accesibilidad, los cuales vulneran y pisotean nuestros derechos diariamente.

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